Una de las aplicaciones más interesantes de la paleontología es poder brindar información sobre las condiciones ambientales que imperaban en el pasado geológico. Ello es posible conociendo los hábitos de vida de los organismos que pueden fosilizar. Haciendo un símil, es como si a partir de los actores conociéramos el escenario en el que se desarrollan. ¿Cómo es esto posible?
Muchos seres vivos solamente podemos vivir en ciertas condiciones ambientales. Por ejemplo, los humanos difícilmente sobrevivimos a temperaturas mayores a 50° C debido a que muchas de los compuestos de nuestro cuerpo se desnaturalizan. En el caso de otros organismos, como caracoles terrestres o ratones, habitan en lugares con cierto tipo de vegetación, suelo o humedad, debido a sus hábitos de vivienda y alimentación. Entonces, si encontramos en el registro fósil a un organismo cuyas condiciones de vida actuales conozcamos y estas sean muy específicas, podemos asumir que vivían en ambientes similares durante el pasado.
Es posible establecer el ambiente de un lugar particular hace miles o millones de años con base en sus fósiles.
Los caracoles terrestres suelen ser utilizados como indicadores de ambientes continentales.
No todos los organismos fósiles permiten establecer los ambientes que existieron en el Pleistoceno Tardío. Algunos de tamaño grande -como los caballos, gonfoterios, perezosos o mamutes- son capaces de desplazarse grandes distancias, y por ende, habitar en diversos lugares como pastizales, bosques o matorrales.
En el caso de la Mixteca Alta de Oaxaca, por distintos estudios ha sido posible establecer que hace 60 mil a 12 mil años los paisajes no eran muy distintos a los actuales. Existieron diversos cuerpos de agua, los cuales podían llevar más agua, debido a la estacionalidad y el cambio climático de aquella época. También es posible que la vegetación predominante fueran bosques y pastizales.
Vértebra de mamut.
Molar de mamut juvenil.
Mandíbula de gonfoterio.